Caso de éxito

Nuestra clienta, B.C.V., acude al despacho debido a que la empresa para la que trabajaba venía desarrollando prácticas que vulneraban de forma reiterada sus derechos laborales, en clara contradicción con la normativa vigente. Entre las irregularidades detectadas, la empresa modificaba sustancialmente las condiciones de trabajo de manera unilateral, sin preaviso ni notificación alguna; no entregaba los calendarios laborales; alteraba los horarios de entrada y salida sin aviso previo y gestionaba de forma deficiente las vacaciones, hasta el punto de impedir que la trabajadora pudiera disfrutarlas conforme a derecho durante el año. Todo ello derivó, además, en un incumplimiento de la jornada máxima anual por parte del empresario, y debito por las horas extras realizadas.

Estas prácticas causaron un grave perjuicio en la vida personal de la trabajadora, provocándole daños físicos y psicológicos, que la obligaron a iniciar terapia y a causar baja laboral.

Ante esta situación, desde el despacho procedimos a solicitar la resolución contractual a instancia de la trabajadora, al amparo del artículo 50.1.c) del Estatuto de los Trabajadores, al considerar que los hechos constituían incumplimientos graves del empresario que legitimaban a B.C.V. a extinguir la relación laboral con derecho a la indemnización correspondiente a un despido improcedente, a cargo de la empresa.